Cuando decidimos tener un hijo/a, no pensamos en las dificultades que vamos a encontrarnos durante su crecimiento en las distintas etapas de desarrollo.
La educación de un niño/a implica saber adaptarnos a los diferentes cambios de comportamiento y estar preparados para acompañarle en ese proceso de maduración y aprendizaje.
Tenemos que estar preparados para identificar las distintas conductas como fases del desarrollo evolutivo de la persona. Disponer de los recursos necesarios para transmitirle confianza y apoyo desde nuestra figura de adulto de referencia, en su proceso de cambio.
Este apoyo será esencial para que el menor sea capaz de superar con éxito estas etapas clave y que salga de ellas fortalecido y reforzado para poder enfrentarse sin miedo a la siguiente etapa.
Cuando decimos que nuestro hijo/a es difícil, estamos expresando que “nosotros no tenemos habilidades, recursos ni tiempo para educarle”, es decir que nos faltan conocimientos teóricos y prácticos, o simplemente no podemos dedicarle el tiempo y el apoyo necesario para su educación en este momento de su evolución. Por lo que nos supera la situación y las conductas que manifiesta.
Sus cambios de comportamiento nos descolocan y alteran la normalidad de nuestra vida. Esta situación nos plantea nuevos retos para los cuales no siempre estamos preparados/as o no queremos afrontar.
Por todo esto, es recomendable consultar el problema con un profesional que nos asesore y nos indique las acciones que debemos realizar o cuales no están funcionando. Esta supervisión profesional, nos guiará durante el proceso de maduración y en nuestras acciones educativas. Desde esta supervisión y asesoramiento, podemos anticiparnos a los cambios que se vayan produciendo y tener estrategias para su resolución, evitandonos noches sin dormir y minimizando los conflictos en el hogar.
También el hecho de compartir esta situación con otros padres-madres con hijos/as de la misma edad o mayores, nos permite enfrentarnos a la situación desde otros puntos de vista. Obteniendo nuevos recursos y estilos diferentes de relación y educación, nos ayudda a desbloquear estas situaciones conflictivas, compartiendo nuestro malestar e incertidumbre.
Es importante entender el origen del conflicto para descubrir la reacción que ha provocado y acompañarle durante este proceso de desarrollo. Conseguir que se sienta entendido y respetado por su familia, le dará la seguridad y la fortaleza necesaria para enfrentarse a las distintas etapas evolutivas y superarlas de una forma sana, fortaleciendose emocionalmente.
Comentarios
Su turno para hablar